lunes, 6 de mayo de 2013

Clasificación del pescado


A la hora de conocer el tipo de pescado que consumimos hemos de saber que su clasificación responde, principalmente, a dos criterios: el contenido de grasa que contiene y el lugar donde vive. Atendiendo a la primera característica, el pescado puede ser graso  (azul), o magro (blanco), aunque también existe una clasificación intermedia que agrupa a las especies semigrasas. Según la segunda característica, el pescado puede ser de mar (agua salada) o de río (agua dulce).

Clasificación según niveles de grasa

Cola de pescado azul con forma ahorquillada
El pescado graso o azul es el que mayor porcentaje de grasa contiene, entre el 5 y el 10%, dependiendo del tipo de especie. La acumulación de grasa en los músculos de estos peces se debe a su condición de nómada, ya que tienen que recorrer largas distancias durante su vida. Es por este motivo que su cola, conocida como aleta caudal, es mucho más fuerte y con una forma ahorquillada, fácilmente reconocible cuando la comparamos con la del pescado magro. Forman parte de esta clasificación la sardina, el atún, el salmón o el pez espada, entre otros. El hecho de que estos pescados contengan más grasa, no disminuye la  idoneidad de su consumo, ya que las grasas son de tipo poliinsaturado, muy beneficiosas para mantener los niveles adecuados de colesterol y disminuir los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Cola de pescado blanco, plana y redondeada
El pescado blanco o magro contiene un menor porcentaje de grasa, con niveles por debajo de 2,5%. Estos peces viven en zonas más profundas y su condición es más sedentaria que la del pescado azul, por lo que no acumulan grasa. Su cola, debido a sus escasos desplazamientos, no es muy potente y suele adquirir una forma más plana y redondeada en su extremo. A este grupo pertenecen especies como la merluza, el rape, el lenguado, el gallo, el bacalao o el rodaballo. Debido a su bajo contenido en grasa y sus elevados niveles de proteínas de alto valor biológico, el consumo de este tipo de pescado es muy recomendado en dietas de adelgazamiento.


A caballo entre estos dos grupos existe un tercero, el pescado semigraso. En este grupo se incluyen algunas especies de pescado azul y blanco que, dependiendo de la época del año, varían su nivel de grasa, oscilando entre el 2,5 y el 6%. Como ejemplo de pescados semigrasos citamos la dorada o la lubina.


Clasificación según lugar donde viven

El sabor de la carne del pescado varía mucho según el hábitat del mismo. Por esto, la procedencia de las especies adquiere mucha importancia a la hora de elegir el pescado que más se adecúe a nuestro gusto.
La mayor parte de las especies que consumimos provienen del océano y son, por tanto, de agua salada. Este pescado, rico en yodo, sodio y cloro, tiene un sabor mucho más destacado que el del pescado de río y su complexión suele ser más musculosa, una característica que da a la carne un gusto más sabroso. El pescado de agua dulce, como la trucha, que proviene de río, tiene un sabor más dulce y, a menudo, goza de un prestigio inferior a los de mar. Esto se debe a que su gusto puede ser algo arcilloso debido al tipo de alimentación que lleva. El salmón, al llegar al río en el momento de desove, se considera una excepción. El pescado de agua dulce tiene niveles más bajos de hierro y calcio y sus niveles de omega 3 son inferiores a los del pescado de mar. Sin embargo, aportan vitaminas como la A, D, E, B6 y B12, muy importantes para la alimentación.

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