La relación de los hábitos alimentarios
con la salud y la enfermedad ha preocupado al hombre desde los orígenes de las
primeras sociedades y culturas.
La mayoría de las enfermedades por
carencias nutricionales han desaparecido en los países desarrollados, salvo en
algunos colectivos que realizan dietas inadecuadas, en los últimos años el
interés de la relación entre los hábitos alimentarios y la salud se ha
desplazado hacia el estudio de enfermedades como las cardiovasculares, diabetes
mellitus, obesidad, osteoporosis….
Se pueden definir como los hábitos
adquiridos a lo largo de la vida que influyen en nuestra alimentación. Llevar
una dieta equilibrada, variada y suficiente acompañada de la práctica de
ejercicio físico es la fórmula perfecta para estar sanos. Una dieta variada
debe incluir alimentos de todos los grupos y en cantidades suficientes para
cubrir nuestras necesidades energéticas y nutritivas.
Planificar una
alimentación saludable
Lo primero y
fundamental es saber que los expertos en nutrición recomiendan realizar como
mínimo, cinco comidas al día. Por lo tanto, lo ideal sería:
desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
DESAYUNO: El aporte energético del desayuno
es de gran importancia, ya que nos permitirá lograr un adecuado rendimiento
tanto físico como intelectual, en las tareas escolares y en el trabajo diario.
Un desayuno adecuado participa en un
reparto alimentario diario más equilibrado y con menos tentempiés, bollería u
otros “extras”.
No lo hagas demasiado ligero, ya que
debe proporcionar entre el 20 y el 25% de las calorías diarias.
Combina líquidos y sólidos: incluye
lácteos, pan, galletas o similares, cereales y fruta o vegetales frescos en tu
desayuno.
Vigila la presencia de fibra y limita el
contenido graso.
- Lácteos: 1 vaso de leche, 1 yogur fresco o queso.
- Cereales: pan blanco o integral, con tomate y aceite de oliva, galletas, repostería casera o cereales de desayuno.
- Frutas o zumo natural
- Se podría complementar en algunas ocasiones con otros alimentos proteicos como huevos, jamón, frutos secos, etc.
Saltarse el desayuno
no solo no ayuda al control de peso sino que contribuye a incrementar el riesgo
de obesidad. Cuando no se desayuna se tiende a picar entre horas y es más
difícil construir una alimentación equilibrada y saludable.
MEDIA MAÑANA y MEDIA
TARDE: Debe
ser ligera, compuesta por fruta, yogures, barritas de cereales, un mini
bocata….es recomendable que no pasemos muchas horas sin comer entre el desayuno
y la comida y la cena.
COMIDA: Para alcanzar el equilibrio
nutricional adecuado es necesario incluir la mayor variedad de alimentos
posibles en nuestra dieta diaria, es conveniente tratar de incorporar en la
comida alimentos de los diferentes grupos de la pirámide de Dieta Mediterránea,
para un menú saludable, completo y nutritivo.
- La comida puede estar compuesta por:
- Arroz, pastas, patatas o legumbres: una ración.
- Ensalada o verduras: una ración o guarnición.
- Carne o pescado o huevo alternativamente: una ración.
- Pan: blanco o integral.
- Fruta: una pieza o Yogur
- Agua
LA CENA: La cena es, generalmente, la última
comida del día y debemos procurar consumir aquellos alimentos que no hemos
consumido en la comida. Por la noche no te acuestes sin cenar. La cena es
parecida a la comida, pero un poco más ligera.
Si tienes hambre antes de dormir, tómate
un vaso de leche.
También debemos tratar de consumir
alimentos fáciles de digerir, como verduras cocidas, sopas, pescados o lácteos,
para no sentirnos pesados por una digestión difícil.
Por lo tanto, en la cena podemos
incluir:
- Ensalada o verduras cocidas.
- Arroz y pastas integrales, patatas o legumbres: en pequeñas cantidades.
- Pescados, huevos, aves o pequeñas porciones de carne.
- Pan: blanco o integral.
- Frutas enteras, ralladas, crudas o cocidas.
- Lácteos: yogur fresco, leches fermentadas, natillas, etc.
- Agua
El AGUA: es Indispensable para la vida y
representa el componente principal del cuerpo humano. Mantener una hidratación
adecuada es imprescindible si queremos mantener la salud física y mental. La deshidratación,
por el contrario, nos lleva de inmediato a advertir desajustes en el desempeño
de nuestras funciones y, por extensión, compromete el mantenimiento de nuestra
salud.
Nuestro cuerpo obtiene el agua que
necesita a través de tres fuentes: el agua de bebida, otras bebidas (se
incluyen zumos, café, infusiones, té y refrescos) y el agua que contienen los
alimentos.
Las recomendaciones sobre la cantidad de
líquidos que debe ingerir una persona, en condiciones normales, se establece
entre 1,5 a2 litrosdía.
EJERCICIO FISICO: La práctica de ejercicio físico
diario toma cada vez mayor importancia, y se considera como un hábito de vital
importancia para un estado de salud adecuado. Por eso es conveniente reducir el
tiempo que dedicamos a tareas o actividades sedentarias y considerarlo como un
complemento esencial de la dieta saludable para promover la salud y
proteger a la población infantil y adolescente, especialmente, de
enfermedades que aparecen en la vida adulta. Algunos de los efectos
beneficiosos que nos ofrece la práctica de ejercicio físico, son:
•- Previene
el sobrepeso y obesidad.
•- Fortalece
y flexibiliza los músculos y las articulaciones.
•- Disminuye
el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
•- Mejora la
masa muscular.
• -Favorece
la salud ósea reforzando el papel del calcio.
• -Mejora el
tránsito intestinal.
• -Aumenta
las defensas del organismo y mejora el sistema inmunológico.
•- Contribuye
a la regularización de las tasas de glucemia (azúcar en sangre) y de colesterol
sanguineo.
Por último, no debemos
olvidar algunas recomendaciones que debemos intentar llevar a cabo, como
organizar los horarios de las comidas, especialmente cuando hay niños. Evitar
el picoteo, procurar que la dieta sea variada, controlarel exceso
de grasas, azúcar y sal y reducir al máximo el consumo de alcohol y en especial
de las bebidas de mayor graduación.
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